Es tu dormitorio, es nuestra foto en la pared y nuestras eternas imágenes, son los sueños que se proyectan, son las palabras que expresan lo que siento por tí. De ahora en adelante, es tu canción.
(Siempre, siempre desde lo ideal y lo real...)
El todo dividido en todos
se ve tan claro en tus ojos
y prende de la enredadera
que sale de ti
Es la belleza de las plantas
que siempre hacen juego con todo
y cada uno, a su modo
lo debe advertir
y lleva las hojas de un libro
y el sonido del mar adentro
y cruza por el cielo abierto
y llega a un jardín
se desparrama entre mil manos
se enreda pierna, pecho, codo
y me sumerge de algún modo
en el fondo del mar
Me dice: aquí estarás seguro
aquí no se aplican las reglas
o nada más que las eternas
que son las que hacen la tierra girar
Nada tiene de especial
saber nadar a mi edad
y eso tuve que elegir
subir o dejarme hundir
Respiro sin temor del agua
y veo cosas que me asustan
pero son las que mas me gustan
por eso desciendo en un tobogán
Y pido las explicaciones
y aunque no tiene porque darlas
se sienta me mira y me habla
de todo lo que yo la quiera escuchar
Y exigo ver esas raices
y ella contesta: cuando quieras
y todas las demás tonteras
que a mi se me ocuerren, las hace por mi
Y se alimenta desde el agua
que es el reflejo de la vida
y cura todas sus heridas
con un movimiento que hace al bailar
Me siento el único testigo
de la belleza, aunque no es cierto
pues cada cual tiene su templo
y yo tengo el mío en el fondo del mar
Nada tiene de especial
saber nadar a mi edad
y eso tuve que elegir
subir o dejarme hundir.
Leo Quinteros.