Thursday, September 20, 2007

Lo particular y lo universal


Un cronopio iba a lavarse los dientes junto a su balcón, y poseído de una grandísima alegría al ver el sol de la mañana y las hermosas nubes que corrían por el cielo, apretó enormemente el tubo de pasta dentífrico y la pasta empezó a salir en una larga cinta rosa. Después de cubrir su cepillo con una verdadera montaña de pasta, el cronopio se encontró con que le sobraba todavía una cantidad, entonces empezó a sacudir el tubo en la ventana y los pedazos de pasta rosa caían por el balcón a la calle donde varios famas se habían reunido a comentar las novedades municipales. Los pedazos de pasta rosa caían sobre los sombreros de los famas, mientras arriba el cronopio cantaba y se frotaba los dientes lleno de contento. Los famas se indignaron ante esta increíble inconsciencia del cronopio, y decidieron nombrar una delegación para que lo imprecara inmediatamente, con lo cual la delegación formada por tres famas subió a la casa del cronopio y lo increpó, diciéndole así:

-Cronopio, has estropeado nuestros sombreros, por lo cual tendrás que pagar.

Y después, con mucha más fuerza:-¡Cronopio, no deberías derrochar así la pasta dentífrico!
Julio Cortázar


La primera vez que leí Lo particular y lo universal fue un día de primavera… y pensé lo maravilloso que es cuando el viento suelta los primeros brotes de los árboles, ya florecidos, que vuelan rosados con el viento y caen sobre nuestras cabezas, enredándose en nuestro pelo o descansando en nuestra ropa… claro está que a algunos no le agrada (y está bien porque es cuestión de gustos) pero a los que nos hace feliz como cronopios con un tubo de pasta “dentífrica”, les deseo una muy feliz llegada de la primavera...